OFTALMOLOGÍA Y CIRUGÍA OCULOPLÁSTICA
VIA LAGRIMAL
Epífora o Lagrimeo en Adultos
Hay que diferenciar entre lagrimeo y epífora:
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El lagrimeo es esa lágrima que empaña, que queda estancada en el ojo pero que generalmente no cae por la mejilla o si lo hace, rebosa por el canto externo del mismo. Generalmente está asociado a un exceso de secreción lagrimal producido por una irritación ocular o por ojo seco. Es una lágrima reactiva y la vía lagrimal suele estar permeable. En este caso, el tratamiento de la causa que origina la irritación ocular, suele mejorar el lagrimeo.
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La epífora, sin embargo, es esa lágrima que cae de forma más o menos constante por la mejilla y generalmente por el canto interno o medial del párpado. Suele estar asociado a una obstrucción de los canalículos o del conducto nasolagrimal que se encarga de drenar la lágrima a la nariz y por tanto a la garganta para tragarla. Es por tanto necesario hacer una prueba de permeabilidad para valorar el estado de la vía excretora de la lágrima, ya que según la localización de la obstrucción, el tratamiento es totalmente distinto. En todas las ocasiones, si se demuestra una obstrucción, las opciones son quirúrgicas. En caso de obstrucción en el conducto nasolagrimal la cirugía está indicada no solo por eliminar la epífora, sino por evitar una infección del saco que generaría un absceso en el canto interno del ojo, con el riesgo que ello conlleva.
Obstrucción Congénita
Las conjuntivitis de repetición y la epífora en bebés suele ser indicativo de que la membrana de Asner localizada al final del conducto nasolagrimal en la nariz, no se ha abierto. Esto produce una dificultad en el drenaje de la lágrima con un estancamiento que a menudo se sobreinfecta y genera conjuntivitis de repetición en el bebé.
El tratamiento de elección en la gran mayoría de los bebés es el sondaje. Con ello, repermeabilizamos el conducto rompiendo esa membrana y resolviendo el problema.
Aunque hay estudios que aseguran que se resuelve espontáneamente antes del año de edad, en casos en los que hay infecciones de repetición y el bebé está en tratamiento crónico con antibióticos, a veces se realiza el sondaje antes de ese año, resolviendo en la mayoría de los casos el problema y evitando efectos colaterales de los tratamientos tanto tópicos como sistémicos.
En algunas ocasiones, no es suficiente con el sondaje, por lo que es necesario dilatar el conducto con un balón dilatador o implantar una sonda bicanalicular de silicona.
Si el tratamiento del sondaje es efectivo, la recuperación de la epífora y conjuntivitis se produce en las primeras horas taras el mismo, requiriendo igualmente unos días de tratamiento tópico.